16 abr 2011

Primera carta.

 Bueno, y aquí nos encontramos, en el punto de partida, la situación más complicada. Al menos eso creo yo, que siempre me consideré mejor para los finales y las despedidas que para los principios y bienvenidas. Así que para hacernos las cosas más simples me saltearé un poco todo lo que seria el comienzo, lleno de palabras vacías intentando entrar en un tema especifico, y pasaré a compartir contigo una pequeña parte muy interesante -al menos para mí- de un libro que ley hace algún tiempo atrás.

Un diario es una trampa.
Tiende a convertir demasiado pronto el presente en pasado, la vida en recuerdo.
Se encierra en si mismo.
(...) la carta, en cambio es siempre un intento de comunicación.
Tiene un destinatario concreto para el que no basta evocar los hechos:
hay que hacérselos vivir a fuerza de palabras.
 (Joaquín García Arnal - La encrucijada)

Para ser sincera me sentí bastante identificada con algunas partes de este libro, pero esta fue la parte que más me llegó y fue un poco lo que me empujó a empezar con estas cartas que hoy te escribo.
 Al igual que el protagonista de dicha novela, no solo busco dejar impresas en papel mis palabras, mis pensamientos, mi vida. Lo que yo quiero es revivir cada momento o narración cuantas veces lo lea, y no solo encontrándome con un viejo recuerdo, si no lograr trasmitirme a mi misma las mismas emociones que intentan ilustrar mis cartas.
 Y como refiere Joaquín, una carta tiene un destinatario concreto. Alguien que la recibe, la guarda, la entiende, la reflexiona. En este caso, he decidido que la destinataria de mis cartas entonces seré yo misma. Si, yo misma, así como lo has leído L, serás tú la encargada de recibir y leer con atención cada una de mis cartas.
 «L». Después de mucho meditarlo así decidí llamarte. Pensé en otras ideas como tu -mi- nombre completo, Sra. L, Estimada L, pero al final simplemente serás L. No me preguntes la razón por la cual lo elegí, aunque supongo que siempre me agradó nuestra inicial y por otra parte mantiene la expectativa y el misterio que conlleva una sola letra. Sí, una sóla letra. Ella no representa una edad, ni un lugar, ni nada en realidad, solo la inicial de un nombre, pero lo demás queda a criterio de quien lo lea, más allá que tú y yo sepamos a que refiere. 
 Por si alguien se lo pregunta mis cartas no tienen ninguna finalidad concreta y muchas de ellas puede que carezcan de sentido para alguien. Si quieres puedes llamar esto algo así como ''Diario de vida'', ''Diario intimo'', ''Notas personales'', pero en realidad son cartas. Sí, eso, cartas y punto. Sin más etiquetas. Creo que ya claro lo dejó Joaquín antes, los diarios se encierran en sí, las cartas comunican. Y eso es lo que intento hacer, comunicar. Comunicarme conmigo misma o con quien sea. Con cualquier persona que se tome tiempo de leer y de reflexionar estas palabras, y quizá hasta de identificarse con ellas. Ó quizás no, simplemente no lo  se. Al fin y al cabo solo son palabras, cada quien es libre de leerlas o no, aplicarlas o ignorarlas, y así un montón de cosas que todos saben ya.
 En fin, aquí va finalizando mi primera carta, Querida L. Te volveré a escribir pronto, en cuanto tenga tiempo. Lo prometo. No perderemos contacto.
Un saludo.

L.M.
En la nube, Sábado, 16 de abril.